Las organizaciones de la Ingeniería Industrial en Andalucía hasta la creación de los colegios

foto horizontal RGB

Por Susana Oliva, responsable de comunicación de Asociación de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental.

Próximos a celebrar el Centenario de la fundación de la Asociación de Ingenieros Industriales de Andalucía en 2018, recordaremos en esta sección algunos detalles de este hecho de gran relevancia para nuestro colectivo.

Para conseguir entender el incipiente movimiento que había llevado a originar en 1889 la Asociación Nacional de Ingenieros Industriales (ANII), es necesario conocer también el contexto que rodea a la vida industrial en este último tramo de siglo. A pesar de las condiciones desfavorables para el colectivo profesional industrial en el aspecto económico, esta última etapa del siglo XIX va a destacar como un momento de impulso para la industria. El crecimiento de exportaciones en el sector textil o siderúrgico, el aumento del capital extranjero o el florecimiento de nuevas industrias, serán algunos de los hitos que marquen esta época dorada de la Industria española.

En Andalucía, durante la segunda mitad del siglo XIX habían iniciado su asentamiento los primeros Ingenieros Industriales pertenecientes a las Escuelas de reciente creación, entre las que figuraba la de Sevilla, con el fin de ir ocupando los cargos técnicos y directivos que la industria y la Administración requerían. En esta época afloraban en la región la minería, los puertos, la construcción naval, la siderurgia, la industria química, la construcción ferroviaria, etc.
A finales del siglo XIX, concretamente en 1889, se crea la Asociación Nacional de Ingenieros Industriales (ANNI), en estos momentos integrada por las Agrupaciones de Madrid y Barcelona. Gracias a este primer marco asociativo, se comienzan a trasladar a la administración las demandas del colectivo que se veía en una situación de anomalía dentro del ámbito de la ingeniería.

Una de las principales reclamaciones que se hicieron fue contar con el apoyo oficial para la colegiación del colectivo industrial, a semejanza de otros colectivos profesionales tradicionalmente colegiados, como los médicos y abogados, con la idea de dar respuesta a sus aspiraciones profesionales, así como atender a los intereses industriales de la Nación. Al principio, los Ingenieros Industriales, que estaban repartidos por las distintas provincias españolas se encontraban aislados y casi sin conexión con otros compañeros. Este aislamiento provoca que la ANII, formada únicamente por las Agrupaciones de Madrid y Barcelona, se empiece a nutrir de ingenieros residentes fuera de su núcleo urbano con la necesidad de realizar intercambios profesionales, y para recoger los conocimientos sobre la industria y la ingeniería que fuesen apareciendo.

Así fue como el colectivo de ingenieros sevillanos liderado por la figura de D. Ramón de Manjarrés y Bofarull, fallecido justo en aquellos momentos, se organiza y reúne lo necesario para constituir su propia Asociación en los primeros años del siglo XX. En 1918, con el nombre de Agrupación de Sevilla, bajo la presidencia de D. Manuel Velasco de Pando, y tras las formalizaciones precisas con la ANII, se constituye como una delegación de ésta, pasos que seguirán más adelante otras delegaciones de Andalucía.

No obstante, aunque se ha adoptado la fecha de abril de 1918 como la de constitución efectiva de la Agrupación de Sevilla, germen de la Asociación Territorial de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental, ya desde los primeros años de esta década existen evidencias de su funcionamiento, aunque de manera informal, con lo que estaríamos ante una organización que posiblemente ya sea centenaria.

Tras la creación en 1918 de la Agrupación de Sevilla como la primera delegación andaluza de la Asociación Nacional de Ingenieros Industriales (ANNI), la región va a ir asumiendo cada vez más importancia en la organización del colectivo y van a ir apareciendo nuevas delegaciones a partir de los años 30.

La lucha por el reconocimiento de las competencias del Ingeniero Industrial había ido adquiriendo cada vez más forma, sobre todo desde la creación del Cuerpo Nacional de Ingenieros Industriales promulgada por el RD de 1911, gracias al cual se atribuyen determinadas funciones al colectivo profesional, dando solución a los problemas de intrusismo detectados frecuentemente.

Posteriormente, y tras varios decretos y órdenes que intentaban regular la función de la profesión, es en 1935 cuando se establecen mediante el Decreto de 18 de septiembre todas las atribuciones y definición del marco profesional de los ingenieros industriales.

Tras el parón de la Guerra Civil, resurge la actividad de la ANII en 1941 con la declaración de la revista DYNA como documentación de gran valor para la formación continua del colectivo. Mientras, se consolidan en Andalucía dos grandes agrupaciones con cabeceras en Sevilla, incluyendo a Córdoba, Cádiz y Huelva, y en Granada, incluyendo a Málaga, Almería y Jaén. En estos años de reindustrialización de España, destacamos la aportación altruista de los ingenieros industriales, encauzada a través de la organización de numerosos congresos y jornadas con la productividad y el desarrollo como tema principal, y materializada en la redacción de los primeros reglamentos industriales.

También es en este periodo de gran actividad normalizadora cuando se vuelcan los esfuerzos en formalizar la constitución de los colegios que vendrán a dar solución institucional a todo aquello que es requerido para el desarrollo profesional. El BOE de 9 de abril publicó el Decreto Fundacional, siendo el Estatuto aprobado en Orden Ministerial del 16 de septiembre de 1950, y entrando así en funcionamiento casi todos los colegios en los inicios de 1951.

Concretamente el Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental registra su primera reunión de Junta de Gobierno el 12 de febrero de 1951.
Hasta la fecha de hoy, estas dos organizaciones, Colegio y Asociación han convivido en la misma sede y con el mismo interés de preservar el ejercicio de la profesión, fomentar el servicio a la sociedad que ejercen los ingenieros industriales, servir de medio de formación y de unión de los profesionales y procurar un continuo desarrollo industrial y económico de nuestra región.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *