“Me tomaban por loco porque hacía construcciones nuevas con materiales de derribo”

FUPIA:

ANTONIO GALINDO GORDILLO

 ‘Acumulador y guardián del patrimono’

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Natural de Alameda, vive en Antequera desde 1992. Ha sido fundador y propietario del restaurante El Caserío de San Benito. Actualmente sus esfuerzos se centran en el mantenimiento y difusión de su colección de aparatos de uso doméstico y de todo tipo de maquinaria agrícola e industrial.

¿Cómo comenzó su trayectoria?

Desde niño me llamaban mucho la atención los elementos que el hombre había trabajado con sus manos. Con la llegada de la modernidad, todos los utensilios que habían pasado generación tras generación comenzaron a desecharse, por la aparición de aparatos más modernos. Yo recuerdo que de niño, al no tener dinero, cogía los desechos que la gente tiraba cuando hacían obras, las acumulaba en casa de mi madre. Pero ella, a su vez, lo tiraba todo de nuevo. Lo hizo en reiteradas ocasiones, hasta que una vez me puse a llorar y a patalear. Ese día me fui llorando a casa de mi abuela paterna, con unos 11 años. Al preguntarme mi abuela por qué lloraba, le conté lo que mi madre había hecho con mis colecciones, las cuales había conseguido con mucho esfuerzo. Mi abuela me consoló y desde ese día empecé a llevar todo lo que encontraba a su casa, hasta que la terminé atiborrando de chismes. Creo que mi abuela se acabó arrepintiendo porque acumulé hasta piedras de molinos. Desde entonces nunca me volvieron a tirar nada, y en todas las casas en las que vivía guardaba mis artilugios hasta debajo de las camas.

¿A qué se ha dedicado profesionalmente?
Me considero una persona romántica y afortunada, porque siempre he hecho lo que me apetecía en la vida. Aparte de ser coleccionista, que era lo que más me interesaba, también he tenido que buscar el medio para poder subsistir. A principios de los 90 decidí montar un restaurante, y debido a mi afición por el patrimonio, tanto arquitectónico como industrial, hice el restaurante nuevo, pero con elementos antiguos, de forma que hoy parece una casa del siglo XVIII. Esto me permitió seguir recuperando mucho patrimonio, mi objetivo era salvarlo de la destrucción. La última columna de prensa hidráulica de la fábrica de Los Pallarés en Cabra, que llegó a ser la más grande del mundo, la recuperé de la chatarrería. Allí encontré una fila de columnas magníficas, formada por 8 prensas hidráulicas. La otra mitad estaba abandonada en la fábrica, a donde fui a sacarlas con mucho esfuerzo debido a su peso.Todo esto, y mucha más maquinaria, la almaceno en el Campanario de San Benito.

¿Qué es el Campanario de San Benito?
El Campanario de San Benito es un espacio creado para albergar las colecciones que he ido creando durante toda mi vida, y es un sitio curioso porque siendo de nueva construcción, está hecho hasta el último ladrillo con materiales reciclados de casas nobles y palacios desaparecidos, como el Palacio de la Marquesa de Fuente de Piedra, del siglo XVII y el Palacio de la Duquesa de Benamejí, del siglo XVI. El edificio lo construí para albergar y poder mostrar las colecciones que tenía desde niño, de todo aquello que había perdurado cientos de años. Cuando terminé el edificio y deposité allí algunas de mis colecciones, mucha gente se sensibilizaba y se emocionaba.

¿Cómo surge la idea del Campanario de San Benito?
Surge porque yo tenía un cúmulo de colecciones y no tenía sentido tenerlas empaquetadas ni en cajas, había que buscar una forma para ponerlas en valor y que la gente las disfrutara.
Para esto, había que hacer un espacio expositivo y pensé en hacer una sala pequeña. Se lo comenté a un político que, en aquellos entonces era el Director de Patrimonio de la Junta de Andalucía. Él se interesó por mi colección, así que le enseñé una carta de Felipe II, que le escribió al Alcalde de Antequera de aquella época, pidiéndole que reclutara 200 mozos para lo que fue la Armada Invencible. Cuando el Director de Patrimonio lo vio, me dijo que debería hacer el museo. En él no hay ni un solo elemento que no sea antiguo, allí todo lo es o tiene su propia historia.

¿Qué tipo de colecciones alberga?
Hay colecciones de juguetes, teléfonos y radios antiguas, planchas, máquinas de coser, documentos, cerámicas, molinos pequeños y muchos otros objetos domésticos. Y respecto a la construcción, no hay ni un solo ladrillo que no sea antiguo, muchos de los elementos tienen su historia, la cual yo cuento a los invitados y amigos que me visitan.

¿En qué proyecto está trabajando actualmente?
Actualmente estoy trabajando en un nuevo proyecto: el Centro de Interpretación del Campo Andaluz (CICA). Quiero representar lo que ha supuesto en el campo andaluz, la sustitución de la mano del hombre con la llegada de la revolución industrial. Todo en torno al olivar, la vid y el cereal, lo que solemos llamar la trilogía mediterránea del campo andaluz. De la cultura del aceite quiero poner la cronología de toda su historia; contando cómo se hacía el aceite hace 3.000 años, cómo aparecen las primeras técnicas, e ir haciendo un recorrido cronológico hasta llegar a las últimas técnicas donde intervenía la mano del hombre: la fábrica de los Pallarés.

El CICA también contará con un espacio para la cultura del vino, y otro para el cereal. La última actividad que he puesto en marcha en torno al CICA es un encuentro con más de 40 franceses olivicultores. Organicé una conferencia de la cultura del aceite y del oleocanthal, que es la última sustancia organoléptica que se ha descubierto del aceite de oliva, anticancerígena.

El CICA estará unido a una colección muy importante de molinos y de prensas, pudiendo ser la colección más grande de Europa. Un lugar muy didáctico, al que irán colegios. Además, quisiera hacer una fundación para que no desaparezca nunca, para que cuando yo falte aquello subsista por sí solo y nadie pueda destruirlo, porque ha supuesto el esfuerzo de toda mi vida y me he arriesgado incluso a morir por una pieza cuando derribaban los edificios. Me he arriesgado mucho y llevo muchos años en esta tarea, como para que esto algún día desaparezca. Esta es ahora mismo mi gran ilusión.

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