El Plan Nacional de Patrimonio Industrial

Inés DuránPor Inés Durán Montero, Presidenta de la Fundación Patrimonio Industrial de Andalucía

Ocurrió en Inglaterra en el año 1962 un hecho clave que hizo que se comenzara a valorar el patrimonio industrial. Sin ningún tipo de respeto por la instalación, se consintió el derribo de la estación de ferrocarril Euston para construir otra más moderna. Esta actuación causó un gran impacto en la sociedad de la época y movilizó a una buena parte de la población, lo que provocó que se comenzara a valorar el patrimonio industrial.

Euston había sido la primera estación ferroviaria del interior de Londres. Ese bello edificio incluía un gran hall en estilo clásico, con numerosas esculturas alegóricas. Se había inaugurado en 1837 y su tráfico iba en aumento rápidamente, por lo que recibió ampliaciones sucesivas, hasta que en los años sesenta todo el conjunto fue demolido y sustituido por un edificio completamente nuevo.

Desde ese momento fue aumentando el interés por el patrimonio industrial, primero en Gran Bretaña, posteriormente fue extendiéndose por Bélgica, Alemania y Francia, y más tarde por el resto de Europa y por países de otros continentes. En España, desde la década de los ochenta, el campo de la arqueología industrial se ha ido desarrollando también con gran fuerza, apareciendo numerosos grupos de defensa del patrimonio histórico industrial.

En 1978 se creó el TICCIH (The International Committee for the Conservation of the Industrial Heritage), comité encargado de estudiar, inventariar, conservar y difundir el patrimonio industrial, además de fomentar la relación entre las personas interesadas en esta materia a nivel internacional.

Es evidente que se han perdido muchos testimonios de la industrialización, pero ello no ha impedido que el patrimonio industrial se haya convertido en un verdadero bien cultural de carácter nacional.

En estos momentos existe un ambiente favorable para su conservación y estudio, pero no ha sido fácil llegar hasta aquí; tuvieron que transcurrir varios años hasta la publicación de la Ley 16/85 del Patrimonio Histórico de España, que fue el fundamento legal de la existencia del Plan Nacional de Patrimonio Industrial.

Los principios rectores de dicho Plan, ultimado y puesto en marcha con participación de expertos entre los años 2001 y 2002, se enmarcan en el compromiso por parte del Estado español de la necesidad de preservación y conservación del rico legado histórico conservado en el país como consecuencia de la industrialización. Se trata de un legado muy especial, no suficientemente valorado todavía, que presenta riesgos evidentes de destrucción y que en muchos casos está amenazado de desaparición debido a la falta de concreción de su valor para nuestra historia más reciente. El Plan nació con el propósito de articular las bases que concretasen esa protección, conservación y recuperación para el futuro.

Actualmente, la situación en España atraviesa por un proceso de graves amenazas marcado por la ausencia de una planificación integral de los recursos, la falta de coordinación entre las administraciones, la débil percepción social e institucional acerca de los valores del patrimonio industrial, el expolio de numerosas infraestructuras, archivos, bienes muebles e inmuebles, la desaparición de los protagonistas de la industrialización sin un plan que documente sus valiosos testimonios y la conciliación del uso turístico, que no siempre está acorde con los niveles exigibles de sostenibilidad.

Las comunidades de Canarias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Galicia, La Rioja, Madrid, Murcia, País Vasco y Valencia no han contemplado ninguna mención específica al patrimonio industrial en las leyes autonómicas que regulan el patrimonio histórico y cultural, a diferencia de lo que sucede con el patrimonio arqueológico, el etnográfico y el paleontológico. Tan sólo se desarrolla con gran amplitud en las comunidades de Asturias y Andalucía. Así, la Ley 14/2007, del Patrimonio Histórico de Andalucía, le dedica en exclusividad el título VII, donde se define, clasifica y se trata la especial protección y la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de un Lugar de Interés Industrial. Las instalaciones industriales andaluzas seleccionadas para ser objeto de futuras actuaciones son:

– Cable Inglés (Almería)
– Astilleros de Puerto Real (Cádiz)
– Cerco Industrial de Peñarroya (Córdoba)
– Fábrica de Azúcar Nuestra Señora de El Pilar de Motril (Granada)
– Minas de Riotinto (Huelva)
– Embalse de Jándula y Central Eléctrica (Jaén)
– Industrias Textiles del Guadalhorce (Málaga)
– Real Fábrica de Artillería (Sevilla)

En los diez años de vigencia del plan, y en parte gracias al mismo, se ha ampliado el conocimiento del patrimonio industrial existente, se ha incrementado la sensibilización de la población hacia este patrimonio, y se han realizado un número importante de intervenciones de conservación, restauración y realización de inventarios, pero esta tarea no puede darse por concluida. Ahora es necesario elaborar una lista de los principales elementos de los sectores del patrimonio industrial, fomentar estudios sobre la historia material de la industrialización, realizar acciones de difusión, de formación y difundir ejemplos de buenas prácticas en la preservación y reutilización del patrimonio industrial. No se puede dejar de fomentar el turismo industrial y difundir ejemplos de regeneración que hayan tenido un impacto positivo.

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