Juan Carlos Sastre, el valor del ingeniero sénior

JUAN CARLOS SASTRE

Delegado en Andalucía de Iberco


Usted es un buen ejemplo de cómo un ingeniero industrial sénior ha sabido reinventarse. ¿Cuál ha sido su experiencia más reciente en este sentido?
Hay que reinventarse, cierto. Mi penúltima empresa, constituida en 2000, tenía por objeto la explotación de una cantera de arenas silíceas. Desarrollamos dos productos diferenciados, uno para campos de golf y otro para tratamientos exfoliantes de piel. En 2013 se quedó sin actividad y, por ende, yo también.
Cuando se habla de algo que tiene futuro significa que actualmente no existe el mercado, que hay que crearlo. Y en eso estamos, en adaptar la tecnología a nuevos escenarios y comunicar a los agentes implicados la oportunidad que brinda esta tecnología para mejorar la salud de la comunidad.

¿Qué aconsejaría a un profesional de la Ingeniería que se ha quedado sin trabajo con más de 15 o 20 años de experiencia?
He tenido varias oportunidades de sentir ese vértigo, la sensación de estar al borde del abismo. Lo que he hecho es, primero, mirar hacia adentro y elegir una actividad que sería capaz de hacerme olvidar el reloj o en qué día de la semana estamos, disfrutando de lo que haces a la vez que avanzas hacia tu objetivo. La dedicación, tiempo y constancia, constituye la garantía de éxito.
Lo siguiente es diseñar el organigrama necesario para conseguir el objetivo y seleccionar el perfil que se adapte al mío, que puede ser, grosso modo, de carácter técnico, investigador, comercial o de gestión organizativa. Ocupar el puesto que se adapta a tu perfil y controlar que los demás puestos lo estén también, ya que, si no lo están, las garantías de éxito se desvanecen.
Por último, analizar si puedo tirar para adelante con mis recursos, captando los colaboradores necesarios, o si necesito una estructura de mayor dimensión, si tengo que buscar una empresa o institución donde ofrecerme para aplicar mis puntos fuertes. Todo esto no resta validez a las técnicas de reinvención de profesionales publicadas en muchas páginas de la red en cuanto a mejorar la presentación, análisis de puntos fuertes o idiomas, para volver al mercado laboral.

Desde su punto de vista, ¿qué aportan los ingenieros industriales con dilatada experiencia profesional frente a los jóvenes?
La experiencia permite analizar, con cierta clarividencia, situaciones complejas y sintetizar las claves importantes a la hora de tomar una decisión. La experiencia te va dotando de capacidad de análisis y síntesis a la par que eleva el nivel de juicio crítico sobre tus propias acciones y la respuesta del entorno.
Cuando era joven recuerdo haber sentido la impaciencia por conseguir objetivos, en muchos casos con cierta osadía, asumiendo riesgos a veces innecesarios.
La experiencia, bien digerida, promueve prudencia frente al desafío y humildad frente al exceso de confianza. El tener un background significativo nos hace más flexibles y tolerantes, aumentando nuestra capacidad de adaptación al medio, por hostil que se pueda volver.

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