Antonio Soria: “Desde Europa ponemos el método científico al servicio de las políticas públicas”

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Soria trabaja desde hace más de dos décadas, como ingeniero y economista, en un organismo científico de la Comisión Europea, denominado JRC. Su oficina tiene una ubicación privilegiada en la ciudad de Sevilla, al servicio del IPTS.

¿Tiene un compromiso diferente un ingeniero industrial que trabaja para una empresa privada al que pone su trabajo al servicio de una administración como es la Comisión Europea?

El principal compromiso profesional de un funcionario es, en gran medida, independiente de su formación o campo de especialidad, y se formaliza en torno a la vocación de servicio público, y la voluntad de contribuir a la optimización de los recursos de todos. Es apoyar una mejor administración pública en busca de una implementación eficiente de las políticas decididas por los representantes de la ciudadanía. En el Centro Común de Investigación (JRC), que es el servicio científico interno de la Comisión Europea, esta ambición está muy presente ya que nuestro cometido es ofrecer apoyo científico y técnico en el desarrollo e implementación de las políticas de la UE. Obviamente, la división de papeles entre la iniciativa política y la técnica administrativa tiene lugar en todos los niveles gubernamentales y, cómo no, también en la Unión Europea.

¿Cómo llegaste a vincularte profesionalmente en el Instituto de Prospectiva Tecnológica, donde trabajas actualmente?

Una parte de mi carrera académica (el tercer ciclo) fue financiada y encuadrada por uno de los Institutos que el JRC tiene en Italia. Al doctorarme surgió la posibilidad de continuar desarrollando allí mi actividad profesional y así lo hice. A lo largo de mi carrera he cambiado de temas y puestos, pero el cambio más importante fue sin duda decidirme a reenfocar mi perfil como economista en el ámbito de la energía y de la regulación medioambiental.

¿Qué competencias profesionales debe tener un ingeniero que acceda a este tipo de puestos dentro de la Unión?

Evidentemente trabajar en organizaciones internacionales requiere un conocimiento adecuado del inglés. En la UE el francés también ayuda. Y aunque está claro que cuantos más idiomas es mejor para tus competencias, quizás sea preferible tener un nivel muy alto de inglés, sobre todo en el ámbito científico en el que yo me muevo. Por lo demás, las competencias son específicas y generales: entre las primeras, conocer los mecanismos de toma de decisiones en el seno de la UE es muy aconsejable. Por otro lado, tener capacidad de persuasión, de motivación, de liderazgo son requisitos generales para cualquier tipo de puesto directivo, tanto en el sector público como el privado.

¿Tiene alguna vinculación el IPTS en materia de investigación con Sevilla?

Mantenemos vínculos profesionales con la Universidad y alguna empresa puntera con proyección internacional, tanto a nivel andaluz como en toda España. Pero como parte de la Dirección General de la  Comisión Europea que somos, trabajamos con instituciones, compañías y profesionales de toda Europa y del mundo.

Una institución tecnológica/científica vinculada a la Comisión Europea, ¿qué tipo de estudios lleva a cabo en materias de política industrial y calentamiento global?

La función primordial del JRC es contribuir al diseño de políticas eficientes a escala Europea en nuestros temas de especialización. Estudiamos, en coordinación con los servicios de la Comisión Europea responsables de cada portafolio, las distintas opciones propuestas e intentamos analizar costes y beneficios de cada una de ellas, contribuyendo al estudio previo de impacto de la propuesta legislativa o reguladora que se trate. Dependiendo del tipo de iniciativa (una directiva, un libro verde, un reglamento), este estudio de impacto se lleva a cabo de modo distinto y con una metodología específica. El estudio de impacto previo es obligatorio en muchas propuestas y, en ese sentido, nuestro papel es preliminar a la discusión de la propuesta en el Colegio de Comisarios que luego pasará al Parlamento Europeo y al Consejo de la Unión Europea (que reúne a los representantes de los gobiernos de los países de la UE).

¿Hace el ingeniero industrial de la administración más investigación que proyectos de Ingeniería?, ¿qué destacarías de tu labor diaria en este organismo?

Eso depende del servicio en el cual se encuadre cada uno. En la Administración española, por ejemplo, un ingeniero del CSIC es un investigador puro, mientras que un ingeniero de la Confederación Hidrográfica (por poner otro ejemplo), es esencialmente un técnico de la Administración. Nuestro papel es algo intermedio: mantenemos una cierta actividad investigadora (incluso académica), pero  sobre todo somos parte de un entramado más complejo para el que analizamos y aconsejamos sobre la implementación de ciertas políticas (energéticas, medioambientales, agrícolas, industriales, etc). Creo que esta es la parte más singular y destacable de nuestro día a día: desde Europa ponemos el método científico al servicio de las políticas públicas.

Como ingeniero especializado en materias de impacto ambiental, ¿cómo valorarías la política de prevención que está llevando Europa en estos momentos?

Una parte de la regulación se implementa a nivel agregado a escala europea, con políticas flexibles basadas en mecanismos de mercado, como la que cubre aproximadamente la mitad de las emisiones de CO2 con la Directiva de Comercio de Permisos de Emisión. Esta regulación coexiste con otra de autorización previa (delegada a las autoridades nacionales competentes), basada en estándares tecnológicos fundamentados en las mejores tecnologías disponibles (BAT por sus siglas en inglés) y la Directiva de Prevención y Control Integrados de la Contaminación (IPPC). La combinación de estos instrumentos no parece ser demasiado distorsionadora. Los bajos precios pagados por la energía por nuestros principales competidores comerciales, se deben fundamentalmente a la abundancia de recursos domésticos en estos países (sobre todo en los Estados Unidos y en Rusia). En EEUU la explotación masiva de los recursos de gas y sobre todo la prohibición de exportarlo han conducido a precios bajos del gas para su industria, pero este fenómeno es prácticamente independiente de la regulación medioambiental europea. Japón tiene precios domésticos industriales más altos que los de la UE.

¿Qué empresas obtienen el mayor suministro de energía primaria en nuestro país, como has investigado en algunos de tus últimos estudios?

La energía primaria consumida en nuestro país se distribuye grosso-modo con un 40% en el sector transporte (esencialmente combustibles líquidos refinados del petróleo), un 30% consumido en el sector industrial y otro 30% en el sector residencial y servicios. En los últimos diez años el peso específico del consumo industrial ha disminuido alrededor de 2 puntos porcentuales que han pasado esencialmente al sector servicios. Esto ha sido, en parte,  a causa de la crisis económica de 2008, pero también a las mejoras en eficiencia energética. Dentro de la industria, los sectores de transformación (refinero y eléctrico) así como el hierro y el acero, los metales no ferrosos, las  cementeras y papeleras son evidentemente las más intensivas en energía.

Y como última pregunta relacionada con su otra faceta, la de economista, ¿cómo combina ambos roles en el IPTS?

En realidad son dos aspectos prácticamente inseparables de mi actividad, y una complementa diariamente a la otra.

 

 

 

 

 

 

Soria trabaja desde hace más de dos décadas, como ingeniero y economista, en un organismo científico de la Comisión Europea, denominado JRC. Su oficina tiene una ubicación privilegiada en la ciudad de Sevilla, al servicio del IPTS.

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