Editorial: Un compromiso de cien años con Andalucía

Germán Ayora

Presidente de la AIIAOc

La Asociación de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental cumple su Centenario en 2018 y, como siempre que se cierra un ejercicio, aunque éste sea de cien años, cabe hacer balance de la gestión y propuesta de futuro.

El balance de gestión hay que considerarlo, con toda modestia, como ampliamente positivo. Ha habido momentos y circunstancias muy difíciles, en un entorno socioeconómico extremadamente duro marcado por las repercusiones en España de la Primera y Segunda Guerras Mundiales, las crisis de los años treinta y la guerra civil española, y últimamente por las sucesivas crisis económico-financieras sufridas a partir de 2008.

También en el ámbito de la Ingeniería Industrial fue muy penosa la supresión en 1866 de la primera Escuela de Ingenieros Industriales de Andalucía; la Escuela Industrial Superior de Sevilla en la que se impartieron estudios de la carrera de Ingeniero Industrial desde 1859 y en la que sólo consiguieron titularse 34 compañeros.

Sin embargo, hay que reconocer que han sido más las luces que las sombras. La Asociación de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental ha sorteado todas las dificultades de estos años y ha mantenido firme sus objetivos estatutarios, entre otros, de desarrollo humano, cultural y profesional de sus asociados, de fomento de la imagen de la Ingeniería Industrial ante la sociedad, de orientación de su actividad a la mejora de la industrialización y economía de Andalucía, y de colaboración con las administraciones públicas.

Durante toda su historia ha seguido haciendo bandera del ejercicio de la profesión, del servicio a la sociedad de los Ingenieros Industriales y de la formación y unión de los profesionales, procurando el progresivo desarrollo industrial y económico de nuestra comunidad autónoma.

Y hoy, nuestra Asociación es una institución consolidada e independiente, que simultanea su condición de ser la organización profesional más antigua de Andalucía de todas las ramas de la Ingeniería, con su plena adaptación a la realidad actual, cambiante y consecuente con las medidas de liberación de la economía que impone la Unión Europea; y preparada para asumir en un futuro próximo nuevos roles de mucha más responsabilidad, a semejanza de lo que impera en el resto de países europeos.

La extraordinaria transformación experimentada por la sociedad andaluza en estos últimos cien años no ofrece dudas. Y en ella hay que reconocer la eficaz y abnegada labor realizada durante tantos años por los profesionales de la Ingeniería que, con sus conocimientos, dedicación y esfuerzo, han contribuido de forma importantísima al desarrollo socioeconómico de Andalucía. El libro editado en conmemoración del Centenario, titulado ‘Cien años de Ingeniería en Andalucía’, da buena fe ello.

Hoy, hay Escuelas de Ingenieros Industriales en siete de las ocho provincias andaluzas. Disponemos de polos de desarrollo industrial en Sevilla, Cádiz y Huelva, de una buena red de comunicaciones por carretera y aeroportuarias, apreciadas infraestructuras portuarias distribuidas a lo largo de toda Andalucía, una buena red de parques y centros tecnológicos, y una excelente ubicación geoestratégica como puerta de entrada a Europa. Son fortalezas que no podemos olvidar y hay que poner en valor.

El balance global, pues, es positivo. Pero, una vez puesto en valor lo hasta ahora realizado, en modo alguno debemos dejarnos llevar por la autocomplacencia porque hay aún mucho que hacer. El progreso conseguido con el esfuerzo de todos debe servirnos como estímulo para redoblar energías y continuar impulsando el desarrollo y progreso de Andalucía.

Para contribuir a alcanzar este objetivo es fundamental poner en valor a la Ingeniería, poner de manifiesto sus valores de excelencia y liderazgo que la conforman como instrumento transformador de la sociedad, impulsor del cambio y generador de progreso, empleo y riqueza.

Pocos saben que la Ingeniería española es líder mundial en muchos sectores productivos. Hay que hacer partícipe a la sociedad civil de ello y ponerlo en valor, porque hay significativas Ingenierías andaluzas que comparten este liderazgo. Y la Ingeniería andaluza merece este reconocimiento.

En esta línea, las Asociaciones de Ingenieros deben perseverar, a semejanza de las europeas, no solo en la reivindicación de las condiciones necesarias para impulsar el desarrollo y progreso, sino en establecer mecanismos que avalen las aptitudes, conocimientos y experiencia de sus asociados y que sean reconocidos por las empresas, compañías de seguros y administraciones públicas.

Hay que promover e impulsar el liderazgo de la Ingeniería andaluza a través de la creatividad, el posicionamiento en la vanguardia tecnológica ante un mundo globalizado y cambiante, el intercambio de conocimientos, y el diálogo permanente con los estamentos que toman las decisiones.

Y, consecuentemente, para avanzar en el desarrollo de Andalucía hay que potenciar muchos aspectos. Entre otros:

1. La formación, tanto en la generación como en la retención del talento, incluyendo medidas que primen el retorno del talento que la crisis ha obligado a emigrar. Necesitamos promover el interés de los jóvenes por la Ingeniería, la formación de mandos intermedios, la mejora de la productividad, la creación de las condiciones necesarias para permitir el desarrollo del potencial de las personas, y la implicación y compromiso de las nuevas generaciones en el desarrollo del tejido productivo de Andalucía.

2. La interrelación Universidad–Empresa en el ámbito de la innovación, especialmente dirigida hacia el sector de las pymes.

3. La recuperación de la inversión en conocimiento, tan deteriorada en la última década y de especial sensibilidad en el sector industrial.

4. El apoyo a la inversión y desarrollo de los sectores tecnológicos y soluciones técnicas que redunden en mayor bienestar, respeto al medio ambiente y prosperidad, incluyendo el establecimiento de incentivos que minimicen los riesgos de primer establecimiento. Especial atención al desarrollo industrial, motor de la I+D+i, básica para la generación de productos de mayor valor añadido, y de empleo estable y de mayor calidad.

5. El desarrollo de nuevas infraestructuras, especialmente en el sector ferroviario y energético, que permitan competir en condiciones de igualdad en España y en el extranjero.

6. El aumento del tamaño de las empresas, el fomento de los clústers y la atracción a Andalucía de los centros de decisión de las grandes empresas.

7. Mayor agilidad y cercanía de las administraciones públicas con las empresas, equilibrio de las políticas industriales y medioambientales, legislación laboral sencilla y ágil, y establecimiento de objetivos a corto plazo que sean concretos y realistas, aprovechando las fortalezas de cada territorio.

Hay tarea por delante, pero también implicación y ganas de los Ingenieros Industriales para abordarla y seguir contribuyendo al progreso de nuestra tierra. Ese es nuestro compromiso.

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