Vicente Serván, el valor del ingeniero sénior

VICENTE SERVÁN

Director de SMI & LMI-Spain en Sevilla y Huelva


¿Cómo ha ido cambiando su trayectoria profesional con el paso de los años?
Empecé a trabajar en 1984 durante unos meses en una empresa de manufacturas de caucho en Cáceres. Al año siguiente, llegó la oportunidad más deseada y recalé en la industria petroquímica con la empresa ERTISA (del grupo Explosivos Riotinto) en Huelva, como jefe de la oficina técnica e ingeniero de proyectos.
En 2008 fui contratado como jefe de departamento de Planificación y Producción de Cepsa, a la vez que se creó Cepsa Química, con la fusión de todas las plantas petroquímicas que esta compañía tenía en Huelva y Algeciras. Fue un paso decisivo en la empresa para aprovechar la economía de escala.
En 2011 comenzó la reestructuración de este grupo y se ofrecieron ayudas generosas a los mayores de 55 años que quisieran dejar la empresa, como fue mi caso un año más tarde. La dilatada experiencia dejó de importar frente a la proyección de futuro. Actualmente, con 57 años, independencia económica y ganas de vivir, me siento joven para emprender una nueva aventura.

¿Por qué cree que han ido incorporando perfiles más jóvenes a las empresas del sector de la  Ingeniería en los últimos años?
El desarrollo tecnológico avanza muy rápido y los jóvenes aportan conocimientos más actualizados y mayor creatividad. Desafortunadamente, no es un panorama alentador para aquellos adultos que aún contamos con las capacidades y habilidades suficientes para seguir vigentes en el campo laboral.
En un mundo VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity) como el actual, los conocimientos de las últimas tecnologías, la capacidad de innovar sobre y a través de ellas y las mentes abiertas y limpias de los jóvenes con capacidades para crear cosas nuevas son cada vez más valorados en las empresas.

¿Cuáles son las habilidades más destacables con las que cuenta un ingeniero industrial con más de 20 años de experiencia?
Dependerá en buena parte de las áreas en las que se haya movido y de la especialización que haya tenido. Yo distinguiría dos ejemplos de este tipo de perfil:
– Las habilidades o competencias transversales, las que le capacitan para desarrollar su trabajo con éxito, como pueden ser: liderazgo, autonomía, trabajo en equipo, responsabilidad, iniciativa, resolución de problemas, organización del trabajo, etc.
– Las habilidades o competencias propias de su especialidad. Estas son más personales y relacionadas con los puestos de trabajo ocupados o áreas de responsabilidad ejercidas. Sin embargo, hay algo en común a todas ellas, la experiencia, que te da la oportunidad de saber lo que antes funcionó, que siempre es un buen punto de partida y que puede ser mejorado o cambiado para innovarlo, y también lo que no funcionó.

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