Julio Alba: “En mi vida laboral habré visitado más de 5.000 centros de trabajo, cada uno con sus características propias”

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Lleva más de 40 años al servicio de la Administración nacional desde el ámbito de la Inspección de Trabajo. En toda su trayectoria ha visto avanzar las materias en prevención de riesgos laborales y ha ayudado a mejorar a las empresas en este terreno. Julio Alba es un apasionado de su trabajo. Por ello, a sus 67 años, sigue aún en activo dentro de la profesión.

¿Qué perfil tiene que tener un ingeniero para entrar en la administración?

La administración es bastante poco acogedora para los ingenieros industriales, porque cada vez existen menos convocatorias a cuerpos del Estado en los que se exija, de una manera específica, esta titulación, salvando el Cuerpo de Ingenieros Industriales del Ministerio de Industria, o algunas otras muy significativas. Sin embargo, el título de ingeniero industrial o cualquier otra titulación superior te habilita para oposiciones a puestos de inspección de trabajo, administradores generales del estado, inspectores de la Agencia Tributaria, del Banco de España, sistemas y tecnologías de la información y otros similares en las que solo se exige una titulación superior. Y por supuesto, en los cuerpos de las administraciones autonómicas en general y la Junta de Andalucía en particular. Después de superar una oposición con un temario determinado, más o menos amplio, consigues tu plaza como funcionario.

El problema está en el nivel de conocimientos específicos que cada una de estas oposiciones exigen para el aspirante. Y yo creo que el ingeniero industrial, por su nivel de preparación y su capacidad de estudio tiene un perfil bastante generalista que encaja muy bien en estas opciones.

También es verdad que, últimamente, hay, no solamente menos plazas ofrecidas, sino también menos candidatos de nuestra profesión para acudir a estas plazas. Por una parte por desconocimiento, por otra parte por un cierto recelo por la mala fama que se les ha dado a los funcionarios, y todo ello influyen en que el nivel de candidatos a esos puestos no estén los ingenieros industriales. Cosa que yo creo que es un error.

¿Qué porcentaje podrías decir que hay?

En el cuerpo de inspectores de trabajo podremos estar en torno del 3 por ciento con la titulación de ingeniero industrial.

En tu labor diaria, como ingeniero que está al servicio de la Administración, ¿amplias las competencias tradicionales que tiene el ingeniero industrial?

Se amplían un poco más, pero en el ámbito que yo me muevo, de la inspección de trabajo, es básicamente un ámbito de gerencia empresarial. Es decir, cuando yo voy a una empresa a hacer una inspección, estoy revisando temas de gestión empresarial de todos los órdenes, sobre todo de recursos humanos. Yo reviso los contratos de trabajo, las cotizaciones sociales, los convenios colectivos, es decir reviso todos los elementos en materia de personal, y a la vez voy comprobando las condiciones del trabajo, en materia de prevención de riesgos laborales, en las que se desenvuelve la empresa. Y a veces, cuando se trata de expedientes de regulación de empleo, tienes que analizar también la contabilidad empresarial y valorar la bondad de su gestión. En este punto es cuando aprovecho los conocimientos que tengo como ingeniero industrial y esto resulta fundamental, ya que me permite moverme con mucha comodidad cuando estoy analizando una situación de seguridad en máquinas o una situación de conformidad al reglamento electrotécnico de una instalación eléctrica.

¿Por qué crees que está poco valorado ser ingeniero en la administración?

Yo creo que, por una parte, por desconocimiento. Los ingenieros egresados de la escuela creo que no valoran la posibilidad de entrar en la Administración. Ello implica una oposición normalmente muy dura, que puede llegar a los 300 o 350 temas de conocimiento profundos de lo que es la administración del estado, el derecho administrativo, idiomas, etc. En las administraciones autonómicas se es más permisivo, es más ligero el temario, porque han tenido que crear sus propios cuerpos y han tenido que ser más flexibles. Aún así hay que opositar y hay que estudiar mucho, y eso también frena. Sin embargo, después tiene muchas satisfacciones. Por una parte sabes que la administración nunca va a quebrar, lo que es una garantía, en medio de esta actual crisis; tienes una estabilidad laboral que no tienes en otros sitios. Después te permite una amplitud de conocimientos tremenda. En mi vida laboral habré visitado físicamente más de 5.000 centros de trabajo, cada uno con sus características propias. Unos magníficamente organizados, otros con muchas deficiencias, unos con muchos trabajadores, otros con mucha tecnología, es decir, de todo tipo y eso te da un amplitud de conocimientos y una capacidad de reacción que es difícil que en otros estamentos puedas moverte igual. Esa perspectiva me parece muy importante.

“Entrar en la administración, implica una oposición normalmente muy dura. Los grandes cuerpos del Estado, los inspectores de Trabajo, la Agencia Tributaria, la Administración Civil del Estado te exigen del orden de los 300 o 350 temas de conocimientos profundos de lo que es la administración, el derecho administrativo, idiomas, etc.”

¿Cómo te planteaste presentarte a una oposición?

Digamos que estas cosas pasan por casualidad. Cuando yo terminé la carrera, hace más de 40 años, me ofrecieron entrar en una organismo que se estaba creando en esos momentos: el Plan Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo. Eso era algo desconocido en España, se estaba creando, me ofrecieron entrar, y acepté. Después ya, conforme llevaba ya unos cuantos años, valoré que se me estaba quedando pequeño y pensé en opositar al Cuerpo de Inspección de Trabajo que suponía dar un paso más en las funciones que yo hacía. Eso hice y conseguí aprobarlo a la primera. Ciertamente cuando comencé mi carrera no imaginaba esta evolución, pero hoy día estoy muy satisfecho. Creo que he prestado un buen servicio a mi país. Y creo que mi Ministerio me lo ha reconocido, cuando en el año 2008 el Ministro de Trabajo me entregó el Premio a la Trayectoria Profesional en materia de Prevención de Riesgos Laborales.

En tu trayectoria en la inspección de trabajo, ¿cuál es el sector industrial que has visto más desprotegido en el ámbito de la prevención de riesgos laborales?

Es muy difícil hacer una generalización por sectores. Si se reflexiona un poco en los diferentes sectores económicos, siempre se ha dicho que el sector de la construcción es que el tiene mayor riesgo y mayor accidentalidad. Quizás derivado de que en las obras de construcción se hacen muchas instalaciones provisionales que no se suelen hacer con el mismo rigor y calidad que si son instalaciones definitivas. Sin embargo a partir de que se pusieran en marcha los decretos en materia de seguridad y salud en obras de construcción, con la elaboración del estudio y del plan de seguridad y salud, esta materia se ha enfocado mejor, no de una manera perfecta, pero se ha avanzado mucho en este sector. Otro ámbito con mucha siniestrabilidad es el sector servicios, por los accidentes de tráfico que se producen dentro del sector del transporte. También es preocupante la accidentabilidad en otros sectores como el metal mecánico, a pesar de que los sistemas de protección de máquinas han evolucionado mucho y han hecho que la seguridad en el trabajo sea cada vez más efectiva. A día de hoy es muy difícil encontrar una empresa donde el nivel de ruido tenga niveles ensordecedores, o encontrar una empresa que tenga fuertes emisiones por polvo de sílice excesivo. Se ha avanzado muchísimo en la concienciación de las empresas y del trabajador y soy muy consciente del daño que puede producir su actividad sino se toman las medidas adecuadas que indican las leyes.

Por útimo, quería preguntarte por tu faceta en el terreno político, ¿cómo fue aquella etapa?

Ciertamente. Hubo un momento en que compañeros de la Inspección que se encontraban en la Consejería de Trabajo, me llamaron para ser el primer Delegado de Trabajo de la Junta de Andalucía en Sevilla en 1984. Para mí fue un honor colaborar en aquella etapa apasionante en la que partía de cero para crear una administración absolutamente nueva y se aprovechó mi faceta como inspector de trabajo. Después, en 1989, aprovecharon mi faceta como ingeniero industrial y me nombraron Director General de Industria, Energía y Minas hasta 1994. En mi época se iniciaron programas muy interesantes en materia de energías renovables, desarrollo aeronáutico, promoción industrial, etc. Recuerdo mi etapa política con satisfacción y orgullo y como consecuencia de toda una vida, me otorgaron la Encomienda del Mérito Civil.

 

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