María Teresa Estevan: “Creo que en los Parlamentos hacen falta muchos más ingenieros»

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María Teresa Estevan, decana del Colegio de Madrid, repasa su trayectoria, con más de cinco décadas de experiencia en altos puestos del Ministerio de Industria, el Parlamento Europeo y ahora como decana del COIIM. En su vida laboral no faltan hitos históricos como cuando consiguió convertirse en la primera mujer en formar parte del Cuerpo de Ingenieros Industriales del Estado.

 Fuiste la primera mujer que llegó al Cuerpo de Ingenieros del Estado en el año 1962, ¿qué recuerdos tienes de aquella etapa?

Llegué al Ministerio de Industria en 1967. Me incorporé a la Dirección de Energía, donde había mucho trabajo. No existían las Autonomías y todas las autorizaciones de proyectos, tarifas, legislación, relaciones internacionales, etc., se realizaban allí– y tuve la suerte y el privilegio de tratar con ingenieros industriales de una categoría y conocimientos excepcionales. El haber trabajado, por ejemplo, con Joaquín Ortega Costa –la persona que sabía más de energética en España, también el primer catedrático de Tecnología Nuclear. Fue una oportunidad única. Mis recuerdos son todos positivos. Realmente aprendí mucho, no sólo de Ingeniería sino, sobre todo, de relaciones humanas, comunicación, relaciones internacionales, aspectos económicos, tecnología, etc.

“El sector eléctrico ahora es un caos total. Las subidas de los precios se han producido por las altísimas primas que se establecieron para energías renovables, con tecnologías inmaduras y muy costosas”

Fuiste la quinta ingeniera de tu promoción, ¿tuviste que luchar muy duro desde el principio para hacerte un hueco?

No. Nunca he notado machismo. Quizás porque siempre he trabajado muchísimo. Fui la quinta ingeniera de España y, claro, en la carrera había que estudiar muchísimo. La hice en la Escuela de Barcelona, que era magnífica porque casi todos los catedráticos y profesores trabajaban también en la industria. La formación era teórica y práctica, muy completa, y era facilísimo colocarse bien.

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¿Cómo conciliabas tu vida profesional con la personal?

Muy bien, pero mi caso no es significativo porque yo tuve mucha ayuda, lo que no existe actualmente. Mi familia y mi casa estaban muy bien atendidas, a pesar de mis largos viajes y estancias en América, países europeos, etc. Pero sé que hoy la conciliación de la vida personal y profesional es muy difícil para las mujeres.

Además a nosotras cuando alcanzamos altos puesto se nos exige mucho más, precisamente porque todavía al ser mucho menos frecuente que ocupe esos puestos, su labor se observa con más atención y se enjuicia con más severidad. Una mujer tiene que demostrar cada día su capacidad día a día para ser valorada.

Desde que terminaste tu carrera ocupaste puestos directivos en la empresa y la administración, ¿cómo lograste acceder?

Trabajando muchísimo. Incluso ahora yo estudio casi todos los días. Llamo estudiar a leer –casi siempre en inglés– numerosos trabajos que permiten estar al día en un mundo que ha cambiado extraordinariamente. Nuestra formación generalista profunda me ha ayudado mucho en esta formación continua.

¿Cómo defendías la profesión de ingeniero industrial desde la Comisión de Investigación del Parlamento Europeo?, ¿se tratan de manera diferente los temas de Ingeniería en estas esferas?

En el Parlamento Europeo, en mis comisiones –Industria, Energía, I+D+i y Medio Ambiente– había ingenieros magníficos –sobre todo alemanes, británicos y franceses–. Yo era portavoz de la Comisión de Industria y Energía y se abordaban los temas con gran amplitud y bastante rigor.

Para destacar en la vida parlamentaria, lo fundamental es conocer los temas, estar al día, conocer las posiciones de los diferentes países y grupos políticos, hablar con mucha gente y leer cientos y cientos de páginas y papeles. Allí, improvisar y decir generalidades no sirve para nada.

Sí, el Parlamento Europea es muy diferente del español y de los autonómicos. Es mucho más importante y se abordan las cuestiones con diversos puntos de vista.

Creo que en todos los parlamentos hacen falta muchos más ingenieros, que conozcan lo que leen, enmiendan o defienden.

En España se está legislando muy mal y cada vez es una economía más regulada, lo que me parece un gran error.

Dijiste en una ocasión que ante la administración nunca has actuado como política, sino realmente como ingeniero

Sí, es verdad. Me parecía que en las cuestiones en las que estaba, eso era necesario y eran muchas a desarrollar. En el Parlamento Europeo eso se valoraba mucho. En el Congreso era la desesperación de otros Diputados de la misma Comisión.

En tu currículum tampoco falta una importante vinculación al mercado energético y en concreto al ámbito nuclear ¿crees que hay mucha desinformación en España sobre el uso de esta energía?

Sí, hay mucha desinformación y confusión. Se promulgan decenas y decenas de normas legales que continuamente se modifican y lo que es más grave es que no se acometen nuestros grandes problemas –sobre todo en el sector eléctrico– de modo que se vayan resolviendo. Son parches, uno tras otro.

La energía nuclear, si su generación no se asfixia con más impuestos, seguirá garantizando los suministros en el mundo: Reino Unido, China, India, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Estados Unidos y otros países donde hay más de 60 centrales nucleares en construcción. Hay 31 países con 438 centrales. En Europa es donde hay más centrales nucleares. Para mí no hay trabajo más bonito para un ingeniero que el del ámbito nuclear.

Como amplia conocedora del sector eléctrico ¿qué causas crees que han provocado la fuerte subida del suministro eléctrico a principios de año en nuestro país?

El sector eléctrico ahora es un caos total. Las subidas de los precios se han producido por las altísimas primas que se establecieron para energías renovables, con tecnologías inmaduras y muy costosas. Actualmente el costo de dichas tecnologías es la quinta parte. Todas las energías son necesarias, pero no se puede olvidar que nuestro sistema eléctrico no es sostenible, ni técnica ni económicamente y lo más grave es que está en riesgo la garantía del suministro.

Las primas se han ido incrementando hasta cifras imposibles. En los últimos cinco años han sumado más de 39.000 millones de euros y siguen creciendo, a pesar de los recortes establecidos y mal diseñados. Son cifras insostenibles.

La deuda en manos del sector financiero de las renovables supera los 30.000 millones de euros, 20.000 millones los tiene la banca española y 10.000 millones los fondos y bancos de otros países.

En Alemania las ayudas públicas a las renovables ascendieron en 2013 a 16.000 millones de euros y podrían llegar a 24.000 millones. Tampoco para Alemania son sostenibles. Sin embargo, el verdadero problema de las renovables no es este coste tan elevado. También es muy elevado el coste de generación con gas en los ciclos combinados.

Además, no puede preverse cuándo van a estar operables –salvo el caso de la solar que sí es predecible en un intervalo de horas– y la biomasa, es decir, que en general es una energía no gestionable y requiere disponer de otra potencia firme para que no se colapse el sistema y dar el suministro requerido.

Y, por último, como decana hoy del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid, ¿qué responsabilidad te queda por hacer desde esta corporación?

Muchísimas cosas. La primera intentar que, desde el punto de vista económico, el Colegio sea viable en plena crisis.

El COIIM tiene 10 demarcaciones y 13 edificios. No es fácil sostener esta estructura. La situación actual es muy difícil pero las perspectivas son buenas. Digo difíciles porque la gravísima situación económica que padecemos afecta a todos los ciudadanos, a las empresas y a las instituciones. Pero el futuro es bueno, porque la reindustrialización es una realidad que inevitablemente hay que acometer a la mayor brevedad posible.

Los colegios, en un futuro próximo, deberán llevar a cabo nuevas tareas, de certificación de empresas y profesionales, de arbitraje, de mediación, de soporte a los colegiados en el ámbito jurídico, tecnológico y profesional, de formación en asesoría, en presencia internacional y, sobre todo, en comunicación. Lo que no se conoce no existe y la gran labor de los ingenieros industriales y los colegios de Ingenieros Industriales no se conoce bien.

Siempre hay nuevas posibilidades y creo que el futuro hay que abordarlo con optimismo, que se apoya en el esfuerzo, en la cooperación, en la presencia exterior y en la eficacia. Si echamos la vista atrás y analizamos lo que España ha hecho en los últimos 60 años, vemos que es la historia de un éxito, al que han contribuido en gran medida la industria y los ingenieros industriales. España es hoy un país industrializado gracias a nuestra labor.

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