Homenaje a José Palop

Javier Hernández, José Palop, Jacinto Pellón y Guillermo Cruz

POR GUILLERMO CRUZ

 

En este año 2017 que conmemoramos el XXV aniversario de la Expo’92, es imposible no recordar y hacer un hueco preferencial a los compañeros que desgraciadamente no nos pueden acompañar en esta celebración, pero que por su activa participación, ilusión en el proyecto y profesionalidad, contribuyeron de manera decisiva a la celebración de este gran acontecimiento, corto pero muy intenso, que cambió no solo la ciudad urbanística y socialmente sino también, en algunos casos, las vidas de algunos de nosotros.

Es el caso de José Palop González, nuestro querido Pepe Palop, que nos dejó hace ahora tres años, después de regalarnos 55 años de vida. Pepe fue un ejemplo de generosidad y compañerismo. Una persona alegre y divertida. Amigo de sus amigos, esposo y padre ejemplar. Una persona y un ingeniero hecho a sí mismo. Nació en 1958 en El Saucejo, y después de cursar sus estudios primarios en su pueblo natal y posteriormente en Osuna, hizo sus maletas y se desplazó a Sevilla para realizar la carrera de Ingeniería Industrial, especialidad Mecánica, que de manera brillante finalizó en el año 1983.

Comenzó su carrera profesional en SODEAN y posteriormente en ATISAE, hasta que en noviembre de 1989 ‘desembarcó’, junto con un numeroso grupo de ingenieros industriales de diferentes perfiles y especialidades, en el recinto de la Isla de La Cartuja ,donde comenzaba la actividad en el espacio en el que, unos años después, se celebraría la Exposición Universal.

La primera función asignada en su nuevo cometido fue la gerencia del helipuerto Expo’92, donde no solo se encargó de coordinar los aspectos técnicos de la construcción, sino también la parte administrativa relativa a permisos y autorizaciones de los órganos competentes en la materia. En el año 1991, cuando se reconvirtió la organización de la Sociedad Estatal, como soporte de cara al futuro funcionamiento del recinto en el día a día, Pepe fue nombrado jefe del Servicio de Apoyo a la Operación, dependiendo directamente de la Dirección General de Operaciones.

Desde este servicio, del que dependían directamente más de 700 personas, se coordinaban las actividades diarias que se realizaban a cargo de los participantes, concesionarios y diferentes servicios propios de la organización, entre otros espectáculos (pasacalles, cabalgatas, conciertos, etc). Del mismo modo, desde este servicio se controlaba el tráfico interno del recinto, velando por el cuidado de la urbanización en general y la ordenación de vehículos, dada la escasez de tiempo para realizar todas las tareas de mantenimiento, limpieza o suministros.

En paralelo Pepe formó parte de la comisión de operaciones designada por el director general que se encargó de la coordinación y seguimiento de la elaboración de los planes de operación de los diferentes servicios de la organización, participando a su finalización en la elaboración de la Memoria de la Exposición.

Una vez concluida la Expo’92, se integró el equipo de Isla Mágica durante la construcción y explotación del parque temático y, tras el paso fugaz por Terra Mítica, recaló finalmente en la Administración Pública, concretamente en el Cuerpo Superior Facultativo dentro de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo en la Coordinación del Plan General de Inspecciones en Instalaciones Industriales.

Valga este breve resumen como recordatorio a una dilatada vida profesional repleta de éxitos y, sobre todo, bañada de ilusión, así como de reconocimiento al ingeniero que colaboró, y de qué manera, en la celebración de uno de los grandes acontecimientos que han tenido lugar en esta ciudad.

Siempre te recordaremos, Pepe.

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