La mujer en la ingeniería

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1. Análisis de los datos de matriculación universitaria desde 1975 a 2011

Los últimos cuarenta años han sido para España una continua sucesión de cambios sociales. Desde la llegada de la democracia en 1975, el papel de la mujer en nuestra sociedad ha evolucionado exponencialmente, tanto en el ámbito familiar como laboral.
La ingeniería no ha sido ajena a la renovación que se está viviendo en estas décadas y sigue a día de hoy transformando, poco a poco, nuestra sociedad. En este sentido, y dentro del sector académico, los estudios técnicos han sido considerados históricamente un campo exclusivo masculino, pero como queda reflejado en el siguiente informe, este pensamiento ha ido evolucionando a lo largo de los años.

Primeros años de la Transición 1975-1976

En el curso 1975-1976, que coincide con el final de la dictadura y el comienzo de la Transición, las universidades españolas contaban con un 38% de mujeres matriculadas, frente a un 62% de hombres. De este porcentaje, y distribuidos los sexos en las distintas ramas de conocimiento, destaca el hecho de que las carreras de Humanidades y Ciencias de la Educación contaban con casi un 70% del porcentaje de mujeres respecto a poco más del 30% de hombres. Por otra parte, en las demás áreas, exceptuando las Ciencias Técnicas, se observa cómo la paridad era mayor, siendo la tónica general la presencia de un 60-70% de hombres matriculados en estas carreras frente a un 30-40% de mujeres.
El caso de las Ciencias Técnicas es diferente. Durante el curso 1975-1976 tan sólo el 2% de las mujeres universitarias estaban matriculadas en una carrera técnica. Estas, a su vez, conformaban el 5% del total de personas que cursaban una ingeniería, frente al 95% de hombres.

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Comienzo del siglo XXI 1998-1999

Durante los últimos años del siglo XX, la democracia está ya asentada y esto se refleja en los datos de igualdad social. En el curso 1998-1999 la mujer está totalmente integrada en el sistema universitario, hasta tal punto que el 54% de los estudiantes de nuevo ingreso son del sexo femenino. Además, este cambio se hace evidente al observar los datos de matriculación en las diferentes ramas de conocimiento, y es que las mujeres superan a los hombres en todas menos en las carreras técnicas. No obstante sí se observa una mayor predilección por temas técnicos como la Ingeniería y la Arquitectura, que suben drásticamente del 2% del periodo anterior al 10% en estos años, representando ya el 25% de las matrículas. Este ascenso del interés por las carreras técnicas también se hace patente en el sexo masculino, cuya matriculación pasa del 20% al 37%.

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Nuestros días 2010-2011

El curso 2010-2011 viene marcado directamente por la adaptación del sistema de universidades españolas al Espacio Europeo de Educación Superior. El porcentaje de mujeres entre los que realizan su primera matriculación en la universidad se vuelve a incrementar ligeramente hasta llegar al 55%. Sin embargo, se produce un estancamiento en el interés hacia las Carreras Técnicas, observándose incluso un empeoramiento que afecta tanto a mujeres como a hombres. Solo el 8% de las mujeres que entran en la Universidad se decantan por una carrera técnica, mientras que en el caso de los hombres el porcentaje asciende al 31%. En cuanto a la distribución por sexos de matriculación en ingenierías, se perciben unos datos muy parecidos a los de la década anterior, lo que evidencia un estancamiento del interés de las mujeres por estudiar una carrera técnica.

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2. La evolución en las diferentes ingenierías

A continuación se observa la evolución de estudiantes de nuevo ingreso en los estudios de ingeniería, en sus distintas ramas.

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Las tres cuartas partes de los nuevos estudiantes de ingeniería siguen siendo varones y esta tónica se cumple en todas las titulaciones, exceptuando la Ingeniería Química, donde la igualdad es notoria desde 2005. Por su parte, en un término medio se queda la Ingeniería Agrónoma, con un 39% de mujeres.

La tendencia general es un descenso del alumnado en las carreras de ingeniería, debido en parte a la proliferación de estudios que poseen el nombre de ‘ingeniero’. Por su parte, mitigando este descenso encontramos como ascienden los alumnos en Ingeniería Aeronáutica y un pequeño repunte en Industriales y Telecomunicaciones.
Además de los mostrados anteriormente, se encuentran los datos relativos a las carreras de Ingeniería Geológica, Ingeniería de Minas, Ingeniería de Montes, Marina Civil e Ingeniería Naval, donde el alumnado es muy inferior y la tendencia observada es similar a las anteriores.

3. La mujer en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Sevilla

Mientras tanto, en la evolución entre los años 2010 y 2014 de la Escuela de Ingenieros de Sevilla en cuanto a alumnos matriculados, no solo los de primer año sino el total que cursa la carrera, se observa un incremento en el número de alumnos curso tras curso.
Como en estos años ha entrado en vigor un nuevo plan de estudios, para simplificar la información, se ha sumado los estudiantes matriculados en el plan antiguo con el nuevo. Entre estos años se advierte un estancamiento de la mujer en las carreras técnicas, que no hace presagiar que se supere el 25% en los próximos cursos.

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4. Mujeres colegiadas en el COIIAOc

Uno de los baremos más representativos que se puede emplear para analizar la integración de la mujer en la ingeniería industrial, son los datos de colegiación en el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental. Las cifras ofrecen una tremenda desigualdad en el número de colegiados y colegiadas. Hasta 1992, las mujeres no suponen ni tan siquiera el 1% del total, ya que desde 1974 a 1992 tan sólo había 63 colegiadas. Es a partir de 2002, donde las cifras ya llegan a más del 5,5%, cuando se distingue un rápido aumento del número de ingenieras colegiadas, llegando a superar el 10% en 2008. Sin embargo, el dato amargo es que esta tendencia no ha mejorado en los últimos seis años, manteniéndose el porcentaje de mujeres colegiadas en tan solo unas décimas más del 10%.

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5. El techo de cristal

Los motivos que llevan a la mujer a estar en clara desventaja socio-laboral respecto a los hombres son muy complejos, ya que gran parte de esta presión y/o discriminación que reciben no se percibe directamente, por lo que es complicado de analizar y demostrar. Este fenómeno fue bautizado en 1996 por las psicólogas Mabel Burin y Emilce Dio Bleichmar como ‘techo de cristal’. Este concepto denomina la superficie superior invisible en la carrera laboral de las mujeres, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando. Su invisibilidad está dada por el hecho de que no existen leyes ni dispositivos sociales establecidos ni códigos visibles que impongan a las mujeres semejantes limitaciones, sino que está construido sobre la base de rasgos difíciles de detectar.
Desde un punto de vista social y organizacional, se considera la cultura patriarcal y un conjunto de normas y valores masculinizados los causantes de obstaculizar la carrera laboral de una mujer. Muchas mujeres sufren una crisis de identidad, ya que la feminidad no es aceptada por las organizaciones. Las tensiones que soportan las llevan a mayores índices de autocrítica y exigencia, mayor inseguridad en sí mismas y altos niveles de estrés, al entrar en conflicto con la política organizacional y la identidad-rol de género.
Por último y no menos importante, se ha de tener en cuenta que una de las mayores diferencias entre ambos sexos es la posibilidad de ser madre, ya que la maternidad es vista como un conflicto con el mundo laboral.

 

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